Rosy Tamayo tenía dos preguntas permanentes para Dios: ¿Fue ella llamada para algo, y para qué?
En septiembre pasado, Dios le dio a Tamayo una clara respuesta a la primera pregunta: Sí.
La respuesta de Dios vino a través de: Ella es llamada/Liderazgo Colaborativo y Retiro Espiritual en Carefree, Arizona. Tamayo estaba caminando a través de un laberinto de oración como parte del retiro, y hubo un momento en que ella se sintió abrumada por la presencia del Espíritu. Tamayo cayó de rodillas y oró.
“Ese fue el Señor, confirmándome que fui llamada”, dice Tamayo.
Después de que terminó de orar, se levantó y siguió caminando hasta que llegó a una banca, lejos de todos los demás. Desde su banca, podía ver las otras mujeres que caminaban a través del laberinto.
“Hubo un pequeño momento en el que todas ellas se detuvieron”, recuerda Tamayo. “Dios me mostró algo muy bello en ese momento. El liderazgo nunca se detiene. No importa cuáles sean las circunstancias, el liderazgo continúa, porque hay personas que vienen detrás del líder. Si el líder se detiene, todo el mundo detrás de ellos se detiene. Así que hay que seguir caminando. Ese es el liderazgo al que el Señor me ha llamado. Puedo sentirlo con confianza”.
Una de las líderes de retiro, Marla Rotman, vio a Tamayo llorando y se acercó a ella.
“Ella me abrazó, y su abrazo era un abrazo de Dios”, dice Tamayo. “Ella hizo una cruz en mi frente, y le di gracias porque estaba sintiendo la confianza de Dios y la seguridad de Dios en su abrazo. Ella me dijo, ‘Dios está contigo’. Y Dios estaba”.
Parte del retiro se centró en la formación de mujeres para facilitar liderazgos colaborativos, que son pequeños grupos de mujeres que se comprometen a crecer juntas en el liderazgo bíblico, a través de un proceso de un año. Cuando Tamayo aprendió sobre el modelo de liderazgo colaborativo, vio una imagen de lo que Dios le estaba llamado a hacer.
“Mi llamado”, dice ella, “es ayudar a otras mujeres a encontrar su llamado, y ayudarles a crecer dentro de sí mismas, para que puedan llevar a cabo sus llamados de manera que glorifiquen a Dios”.
El retiro bilingüe Ella es Llamada fue facilitado por Lesley Mazzotta, especialista en Transformación y Liderazgo de las mujeres de RCA, Liz Testa, coordinadora de Transformación y Liderazgo de las mujeres, y Karla Camacho, una plantadora de iglesias RCA. Durante el retiro, se reunieron con las mujeres para responder preguntas, y ayudar a discernir los próximos pasos. Antes de comprometerse a iniciar un liderazgo colaborativo, Tamayo quería asegurarse de que esta era la forma en que Dios la llamaba a liderar.
“Les dije: ‘Voy a orar primero. Y si todo está bien con Dios, voy a comenzar en dos semanas’”, recuerda Tamayo. “Y dos semanas más tarde, empecé”.
Para Tamayo, este compromiso de escuchar la dirección de Dios, y dejar que Dios haga el verdadero liderazgo, ha sido una parte fundamental del trayecto del liderazgo colaborativo.
“Mientras me preparaba para iniciar el colaborativo, oré a Dios, y le pedí que me diera sabiduría, para encontrar una manera, una manera sencilla, pero una manera eficiente, para poder facilitar de este modo que las mujeres puedan aprender el liderazgo y pasarlo”, dice ella. “Empecé a buscar a través de los otros materiales que tenía. Pero me di cuenta de todo lo que necesitaba ya estaba en el plan de estudios de liderazgo colaborativo. Yo sólo simplifiqué el formato un poco”.
Tamayo reunió a un grupo de mujeres de su iglesia, Iglesia de la Comunidad de Longview en Phoenix, Arizona, para participar en el liderazgo colaborativo.
“Nuestro objetivo como colaborativo es que podemos tener mujeres fuertes formadas como líderes”, dice Tamayo. “Pero es necesario que esa fortaleza venga de Dios. En tiempos difíciles, él será nuestro respaldo”.
Esto no es, donde los líderes seculares encuentran su fuerza, dice Tamayo. Y por eso se dice que fue importante para el liderazgo colaborativo, comenzar construyendo una base bíblica. La primera etapa del proceso se centra en el liderazgo personal.
“La gente siempre dice el liderazgo es influencia, pero ¿qué tipo de influencia vamos a transmitir? ¿Una influencia positiva o una influencia negativa? Eso depende de nuestro carácter. ¿Qué tipo de carácter tenemos? Debido a que el carácter es lo que somos”, dice Tamayo. “Y el carácter tiene una base. A veces se nos olvida eso en el liderazgo. Esa base es la integridad, y aún más, la integridad también tiene una base. Esa base está en nuestra fe”.
Tamayo dice: el fundamento bíblico de liderazgo se desarrolla mientras los líderes pasan el tiempo “invirtiendo en comunión con el Señor, el tiempo que pasamos orando, cuando meditamos en la Palabra. [El] tiempo de contemplar con Dios. Hemos pasado ese tiempo desde que empezamos el colaborativo-Nos ha llevado seis meses trabajar en el carácter, porque si la base no se ha establecido bien, el liderazgo sería muy inestable. Como soy una maestra de discipulado, siempre hago hincapié en el tiempo devocional y tiempo a solas con Dios. Esa es la única manera de tener integridad, para poder tener nuestro carácter formado de acuerdo a Cristo, y ser una buena influencia sobre los demás”.
La segunda etapa de liderazgo colaborativo es el liderazgo organizacional. En esta etapa, los participantes se preguntan: una vez que haya aprendido cómo liderarse a mí mismo, ¿cómo liderar a otros? Y la etapa final de liderazgo colaborativo se centra en levantar a otras personas para convertirse en líderes. Sin embargo, en cada etapa, Tamayo cree que la diferencia clave entre el tipo de liderazgo al que Dios nos llama tener, y los enfoques más seculares de liderazgo están en la base.
“Es por eso que quiero preparar a las mujeres”, dice Tamayo. “La única manera de liderar bien es, liderar para la gloria de Dios. Y llevar el liderazgo que él quiere, a través de conocerle a él y conocer su Palabra y siendo obediente a ella”.
Tamayo ya ha visto la obra de Dios, en los corazones de algunas de las mujeres en el liderazgo colaborativo.
“He podido ver algunas de las damas jóvenes abrir sus corazones y empezar a sanar, porque cuando ven el liderazgo bíblico, ven cómo han sido dañadas por otros líderes y personas en el liderazgo, y empiezan dejarlo a un lado,” dice Tamayo. “Esto es muy útil para ellas al encontrar la sanidad y continuar avanzando hacia sus llamados. Hay una frase, ‘Solos podemos hacer un poco, pero juntos, podemos hacer muchas más cosas.’ Y esa es la unidad a la que Dios nos ha llamado dentro del liderazgo”.
Dios ha trabajado a través de esta experiencia para preparar a Tamayo para el siguiente capítulo de su propio trayecto de liderazgo también, dice ella. De hecho, ella y su marido, Carlos, han sentido el llamado de Dios a la plantación de iglesias y están empezando cursos en el Seminario Teológico Occidental (Western Theological Seminary). El compromiso de Tamayo a este llamado, ha significado que ella recientemente dio un paso atrás de facilitar el liderazgo colaborativo. Otras dos mujeres en el grupo han tomado la plena responsabilidad y continúan facilitando al grupo.
“Jesús vino a mi vida cuando tenía 14 años, y hoy en día, tengo 55”, dice Tamayo. “En toda mi vida, yo sabía que tenía un llamado, pero nunca lo tuve confirmado. Ahora entiendo que la edad no importa. Si soy llamada, si Dios me respalda, me va a utilizar. Ahora mi marido y yo estamos preparándonos para plantar una iglesia, y yo creo que Dios me estaba preparando para ese llamado, a través de liderazgo colaborativo.”
Grace Ruiter co-founded Faithward and oversaw its growth from a small blog to a ministry that reaches 100,000-200,000+ people each month. She has been asking too many questions ever since she started talking, and she has no plans of stopping now. Although her curiosity has challenged her faith at times, it's also how her relationship with God has grown to where it is today. You can get in touch with Grace at graceruiterwrites@gmail.com.