Vine a Estados Unidos con un visado de trabajo. Me llamo Marco y nací en Guatemala. Me encantaba ver las películas americanas en las que muestran a todo el mundo teniendo lo suficiente para sobrevivir y viviendo la vida perfecta, y eso se convirtió en mi sueño. Entre mis amigos corría el rumor de que Canadá y Estados Unidos buscaban trabajadores para trabajar en el campo en la agricultura y en la recogida de fruta. Lo único que había que hacer era tener un determinado título escolar y solicitar un visado de trabajo. Estaba decidido a obtener un visado y venir a Estados Unidos en busca de una vida mejor y para ayudar a mi familia.
Mi vida de niño fue muy dura. Tenía cinco hermanos y dos hermanas que apenas tenían lo suficiente para comer. La única persona de mi familia que trabajaba era mi padre, y trabajaba sólo para poder darnos la comida del día. Sólo teníamos un par de zapatos para ir a la escuela y para ir a la iglesia. No usábamos zapatos en casa porque teníamos que ahorrarlos. Éramos pobres. Muy pobres. Siempre veía a los niños con juguetes y con ropa y zapatos bonitos, y nosotros no podíamos tener eso. Le prometí a mi madre que un día la iba a ayudar. Le iba a comprar una lavadora y una estufa y le iba a construir una casa. Nuestra casa era de adobe y era muy pequeña para todos nosotros.
Fui bendecido y obtuve el visado para venir a Estados Unidos y trabajar en el campo recogiendo fruta. Trabajé aquí durante seis meses y luego pude volver a Guatemala durante otros seis meses. Vuelvo a Estados Unidos cada seis meses para trabajar. He podido mantener a mis padres y a mis hermanos. Actualmente estoy construyendo una nueva casa para mi madre, tal y como le prometí. Estoy feliz de poder ayudar para que mi padre no tenga que trabajar tanto y no tenga que estresarse y preocuparse tanto para mantener a nuestra familia. Ha sido una bendición para mi familia poder trabajar aquí en Estados Unidos. Ha cambiado nuestras vidas para siempre. Ha sido muy difícil para mí en Estados Unidos por la barrera del idioma y la cultura diferente. A veces siento que la gente no es amable conmigo y me hace sentir que soy tonta. A veces incluso se burlan de nosotros, los trabajadores inmigrantes, que no hablamos inglés, pero no pasa nada: lo aguanto todo para poder ayudar a mi familia. Ellos me necesitan.