Susan, capellán de cuidados paliativos, donó su riñón a una mujer cuyos riñones empezaron a fallar mientras estaba en un campo de refugiados en Nepal. Oyó hablar de la mujer, que había sido enviada a Estados Unidos para recibir atención médica de urgencia, en el boletín de su iglesia. Y decidió ofrecerse como voluntaria. Resultó ser la única que se ofreció.
Lea más sobre la historia de Susan en este artículo de la revista Upstate Health.