Mientras estaban allí, le llegó el momento de dar a luz. Dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en cintas de tela y lo acostó en un pesebre, porque no había sitio para ellos en la posada.
En aquella región había pastores que vivían en los campos y velaban de noche por su rebaño. Entonces un ángel del Señor se puso delante de ellos, y la gloria del Señor los rodeó, y se asustaron. Pero el ángel les dijo: "No tengáis miedo, porque ved que os traigo una buena noticia de gran alegría para todo el pueblo: os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es el Mesías, el Señor". ... Así que [los pastores] fueron deprisa y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Al ver esto, dieron a conocer lo que se les había dicho sobre este niño; y todos los que lo oyeron se asombraron de lo que los pastores les contaban.