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M uchas iglesias dependen de las ofrendas recogidas en persona durante el culto para mantener las puertas abiertas. Pero debido a la pandemia del COVID-19, muchas iglesias tuvieron que adaptarse al culto digital. Incluso después de los cierres por pandemia, muchos fieles siguen asistiendo a la iglesia por Internet o han perdido la costumbre de diezmar en persona. La buena noticia es que la transición a la ofrenda en línea puede ser una bendición para su iglesia. He aquí algunos consejos para hablar con su iglesia sobre la donación en línea que pueden ayudarle a mantener o incluso aumentar la generosidad de su iglesia.

1. Aclare su propósito como iglesia y comuníquelo ampliamente.

Es probable que en los últimos años haya tenido que reducir sus ministerios a lo estrictamente necesario. ¿Qué es lo esencial? Tal vez siga alimentando a los hambrientos. Tal vez usted todavía está recolectando dinero o comestibles para su banco de alimentos. Tal vez ha creado grupos pequeños para que se mantengan en contacto unos con otros. Tal vez estés facilitando estudios bíblicos y servicios de adoración en Facebook o a través de Zoom. La forma en que está gastando su tiempo y recursos hoy en día es indicativo de su vocación y propósito. Aclare estos aspectos esenciales en una declaración sencilla y concisa, y comuníquela ampliamente. Recuerde a la gente por qué existe la iglesia e invítela a participar en la continuación de esta labor a través de las donaciones.

Una vez que haya establecido lo esencial de su ministerio y lo haya aclarado en una declaración de propósitos sucinta, deje que esa declaración sea la vara de medir para todo lo que haga. Por ejemplo, supongamos que su declaración es "Llevar a Jesús al mundo a través de la palabra y la acción". Asegúrate de que cada actividad en la que inviertes tu tiempo y recursos busca hacer exactamente eso.

2. Comparte historias de cómo estás viviendo tu propósito.

Cultive historias de la comunidad de su iglesia sobre cómo están viviendo su propósito como iglesia. Por ejemplo, encuentre a alguien que se reúna en un grupo pequeño y pídale que comparta con la congregación cómo esas conexiones le están dando vida. O pídale a una persona del campo de la medicina que comparta dónde ha visto a Dios obrando en los hospitales y consultorios médicos. Encuentre a una persona que haya estado apoyando al refugio local y pídale que comparta por qué sirve. O acércate a alguien que esté creciendo en su fe a través de estudios bíblicos y servicios de culto, y ve si está dispuesto a compartirlo con el resto de la comunidad. Nada genera generosidad como el poder de una historia: cultive y reúna esas historias para compartirlas con su iglesia.

Otra forma de compartir historias relacionadas específicamente con la generosidad es pedir a la gente que responda a las siguientes preguntas con sus familiares y seres queridos: ¿Quién te enseñó la generosidad? ¿Por qué das? ¿Cómo das? Pida a las personas que envíen un correo electrónico a la iglesia contando cómo esas preguntas les afectaron a ellos y a sus familias.

3. Recuerde a su iglesia que la generosidad consiste en dar y recibir.

Utiliza historias de las Escrituras, como la de la mitra de la viuda de Marcos 12 o Lucas 21, para recordar a la iglesia que dar beneficia tanto al que da como al que recibe. La historia de la mitra de la viuda nos recuerda que todos estamos invitados y animados a participar en la obra de Dios en el mundo a través de la iglesia, independientemente de la riqueza. La viuda tenía muy poco que dar, pero dio libremente al templo porque sabía que el Señor usaría su ofrenda para promover el reino de Dios en la tierra. No sólo confió en que Dios proveería cuando dio sus dos pequeñas monedas, sino que también confió en que Dios usaría incluso lo poco que tenía para ofrecer. Fue un honor para ella dar. Dios puede utilizar nuestros dones, sea cual sea su tamaño. Invita a la comunidad de tu iglesia a descubrirlo por sí misma.

4. Haz que dar sea sencillo.

Cuando invites a la gente a la generosidad, asegúrate de facilitarles el acceso a la donación. Si ofrece la posibilidad de dar en línea, ponga el enlace en un lugar destacado que sea fácil de localizar y ver. También puedes animar a la comunidad de tu iglesia a establecer un donativo automático a través de su cuenta bancaria. Si invitas a la gente a enviar sus diezmos por correo a la iglesia, proporciona la dirección y asegúrate de que esté en un lugar visible. Lo mismo ocurre con los que quieran entregar sus cheques. Haz que dar sea lo más sencillo posible.

Una iglesia que conozco envió una carta de sus diáconos pidiendo a la gente que diera durante un tiempo de crisis, e incluyeron un sobre con su dirección junto con la carta. En un par de días, recogieron docenas de sobres de su buzón.

5. No tengas miedo de apoyarte en tus donantes más generosos.

Recuerda que la generosidad es un don espiritual. Algunos tienen que esforzarse más que otros, pero algunos lo adquieren de forma natural. Conéctese personalmente con los miembros benevolentes e invítelos a aumentar sus donaciones para ayudar a la iglesia. Pero asegúrese de estar preparado para explicarles por qué. No es para mantener las luces encendidas o la calefacción del edificio. No es para pagar las nóminas o la hipoteca. Aunque estos son gastos necesarios y relevantes, no comunican el propósito de la iglesia. Henry Nouwen dijo: "Recaudar fondos es precisamente lo contrario de mendigar. Más bien, estamos declarando: 'Tenemos una visión que es asombrosa y emocionante'". Esté preparado para compartir esa visión asombrosa y emocionante cuando invite a la gente a aumentar sus donaciones.

Marla Rotman

La reverenda Marla Rotman es miembro del cuerpo docente del Lake Institute on Faith and Giving y ministra de la Iglesia Reformada de América.